De “Libro de las partículas”

A portrait of the artist as a young man
palabras mundiales que creen
o que crecen en un soliloquio vago, citadino, apertrechado
yo me imaginaría un diario que escribo sin luz en el cuarto
en el que anoto con cómoda barbaridad el brillo de los autos
la esquina intensa de una calle escéptica del mundo
la he conocido
Dublín 25 de la mañana el padre empieza a recitar su feroz sueño
ramas de celo nocturno, leviatán jorobado en la ventana en el asno amigo
yo soy cada intersticio del mundo
me pinta steven leo a stephen soy esteban
calmadamente voy por el corredor de la gran escuela
mi pipa delicada y la botánica murmurante del cielo
el retrato de un artista adolescente de un artista de treintaydos años
el repentino hombre despierto con las luces amarillas de la calle sin pasado
el tabaco opuesto a Findlater’s church
encendido el tabaco bajo las réplicas de las religiones
ninguna de ellas oculta el escándalo de dios
ni el de mi sencillo paseo por la cara opuesta de la ciudad sin ventanas
todo lo opuesto a la ciudad en la que vivo
donde lo conozco todo
cada libro de librero familiar con mi tabaco
el rey del sueño
un retrato aux folies seis días antes de este verano lluvioso
Paris 289 de la mañana el leviatán busca mi cuerpo
pesada noche and darkened window como si hubiera estado todo en su sitio
y una mano translúcida pero hecha de plumas se hubiera encargado de
ligeramente mover los árboles
la lluvia
rue de pyrennées
el tendón mayor de los fusileros fantasmas
finalmente como en un recuerdo a stephen sobre su diario
una política secreta de gatos negros mis palabras supersticiosas
que te encaprichan, te suceden como los émbolos inmateriales
que mantienen viva a cada una de mis palabras sin caer en ese olvido
sucio, ese olvido de cuya voz sin embargo me viene por la noche
en un impreciso cortaplumas o sueño
la fauna
mi tabaco y sus brazos encendidos por encima del parque
el libro que cuando lo abro le caen tus anotaciones transfiguradas
mi retrato de sumo pontífice de un balneario de espíritus que empezó siendo una piscina
pero hecho el cálculo de la distancia moral de cada segundo
regreso a una secta silenciosa como mi tabaco y sus brazos de vidrio
como mi tabaco dorado lleno de suburbios aromáticos y letras encendidas en los techos
una caminata pertinente llena de humo
en cada ciudad al mismo tiempo
girando mis ojos los soles que son varios y la vereda para regresar a casa
como una galaxia mínima encubierta por asfalto grave tendido
y otra vez unos ojos intensos abrumados atorbellinados
un retrato de los que la lluvia despinta y esta ciudad va volteando hacia la lluvia
a pesar de mil quinientos años de rubor en las calles
y los vaivenes
girar
es lo que hay que hacer
y con tabaco
todo parece tener un lento espesor color de coccinella
digo de verano que acaricia a los insectos sobre tus risos
quinto piso de un edificio de belleville y del planeta tierra
que gira según tu explicación en el bar “la culture rapide”
mientras un retrato de artista adolescente siente que el viento
es una curiosa comunicación que lo lleva a caer por piso
sin tal vez iluminar por ello la idea de una caída de las visiones
de las estrellas concomitantes y los enteros y bárbaros sistemas
de escritura que me invento.

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