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Affichage des articles du mai, 2007

La arquitecta

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Escrito a la muerte del poeta

Arrastrar toda la vida un zapato incandescente No temo decir que alguna vez me enamoré de Dogaresa. Eso que ocurre de vez en cuando no nos elige desde el libro, ni tampoco desde la máquina transparente que lleva en la cabeza su autor, llega justo desde Dogaresa. Acudo, cada vez que me siento en habitaciones extrañadas, a la habitación en roma. Cuál sería mi sensación la noche que descendí del tren en Roma. Sólo unos minutos después, mientras iba por las calles y escuchaba de lejos la conversación de Arianna y su prima, descubrí en mi cabeza una cavidad, un habitáculo de nostalgia por una ciudad que recién conocía. Más tarde, solo media hora después, en Trastévere, sentía que Roma era una habitación monumental. Una habitación que te acaricia la piel con piedra y noche. Cruzar el tévere, saludas la estatua de un poeta que compara a los hombres y los animales, estos últimos saltan dignamente sobre ti. Entras a trastévere y es más evidente que el balanceo de la ciudad te hace sentir en un

La estación de metro a veces duda

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De "Diario de Paris"

Tu cuello se queda dormido en una muralla antigua y yo sueño Que te caes El espacio de un papel en que anoto las cosas me va diciendo que aquí gire Y pienso para hablar mientras tu cuello duerme en el balance monumental de mi mano De piedra caliza Tu cabellera rizada encubre una frase natural y dicha como respirando Continúas apoyada en la cubierta del buque reblandecido luego de setecientos Años de hundimiento Se puebla tu espalda y se repuebla a la hora con mis anotaciones que giran Que aquí dan la vuelta entre tu piel que deja libre la costumbre de las lámparas de buque Y que va cediendo espacio a una noche de anotaciones profundas como el mar Que es un entorno tramposo donde aparecen de pronto las fauces Las duermevelas y los respetados cangrejos Giro aún en tus muslos como ante la profanación o la maleza Mis anotaciones brillan como fogatas en tu epitelio y Sueño con barrer con un haz azul tus dos ojos dormidos Emitir la madrugada en que te abrazo como una búsqueda o una tibia gar

Minuit et luscigniano

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puaj

Colocado en la tumba de Baudelaire

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El Rapto de Elena

A pocas horas recuerdo que estaba paseando y saludaba que las casas se juntaran y formaran un barrio ahora viejo Y que el cielo de Chimbote tuviera esa raya dorada a veces roja que brota de algún corazón mineral en la distancia Desde allí entendí un poco más de esos movimientos cardiacos que nos dan peces en el mar Que alumbran chalanas multicolores bajo la noche Movimientos de sístole que protegen la neblina Movimientos de diástole que empujan una bolichera cristalina a la estufa hermética del sueño A pocas horas de que tu corazón no haya fallado sino más bien que otro enorme rayo sobre el Milagro te haya buscado me detengo en la avenida Alfonso Ugarte veo mis ojos en un escaparate y me encuentran tan parecido a ti tan nublado como escondido en un limón de tu cocina que coloco una vela clara en tu Virgen de la Puerta salvada del incendio miro mis ojos y me acuerdo de tu historia del saltojo esa lagartija transparente que trepida en las paredes derrumbadas del desierto de mi cuarto de

En recuerdo de Eielson

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De "Diario de Paris" (3)

Febrero esa noche que cae sobre la ventana desierta, ella misma, abismada como un rostro al borde de la textura. Los que han abierto los brazos o las alas han caído en la magia de las palabras oscuras, tanto andar, tanto buscar el pequeño recinto de la memoria, tanto que da vueltas el horizonte como si el tiempo fuera su sustancia. el pasado está desierto un animal de escombros divinos yo en la noche he empezado esta arqueología de los rastros he quedado perplejo de mi propio viaje de la claridad con que la mujer desnuda en la ventana desierta apunta directo al núcleo de la tierra y la tierra es sólo una palabra adherida al cuerpo es sólo un cuerpo inexplorado que ha dejado al aire su osamenta perderíamos el mundo, el oído, estaríamos del otro lado del océano ineludible si durmiéramos hoy. hay que acudir a la representación, darle una gota de veneno como se coloca un pequeño admirador entre miles de fieras. la fiera se tumba sobre el bosque, brilla, media parcela de mis palabras oculta

Yoshin

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De "Diario de Paris" (2)

Enero un vino en la mesa los rayos que pasan a la habitación la cama se suspende y tú hablas en el silencio la botella rueda por la atmósfera la habitación culmina perdida entre las olas yo me suspendo y tú hablas en el silencio cortando el viento, en este viento sencillo, olvidado. A la quimera que aparenta llevarse tus ojos en una botella roja, cada quimera que despierta en el cuadrante o en pleamar. sería así toda la tarde, escribiendo con tiza en las calles, marcando el paso del sol como un testigo abierto sangrando. ¿por qué el dominio de las calles se vuelve transparente a tu paso? estado de electrocución en la habitación nubosa. un vino en la mesa los rayos mecanizan esta visión la cama cuaja en un engranaje de tus órganos y tú hablas por no morir la botella con tus ojos flota en unas manos de sangre la habitación nubosa es roja es inolvidable como una prisión vacía yo me intensifico y tú pendes de una calma como la muerte hablando con el sólido piso que marca los estadios de mi

Metropolitan

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Del "Libro de las Partículas" (3)

11 Spleen de Milán Ahora escribiré como si fuera un animal oliendo un arroyo Como si en su rostro anotara “acá es el lugar para que se refleje la luna” Nada me diría A esa hora de la noche Que los reflejos son el cálculo secreto que hace la mirada por no convertirse en otra cosa Nadie me dice nada en la noche Pero la luna aparece como esta gran pupila entre los árboles Dejo que te duermas en sus manos que toman al bosque por sorpresa Solo el rumor de la ciudad cuando ya estoy dormido Me hace recordar que el tiempo es una rueda de cristal que se rompe en la piel oscura del arroyo ¿Quién se refleja entonces? Anoto con cuidado sobre el agua “este es el lugar y el momento para la noche” Y lo que brilla entre tus senos me empuja al hueco sangrante de un castillo Al corazón de vitrales antiguos Un castillo en medio del bosque con los ojos heridos Una lámpara cerca de tus cabellos con el recuerdo del fuego Un castillo por el que perdemos el sueño Y sobre el que los pájaros de la galaxia han d

Deixis

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Del "Libro de las Partículas" (2)

7 Así me pregunto detrás de las paredes ¿es este vidrio amado el silencio de las paredes de la noche? ¿son las palabras una anatomía oscura y los ojos cerrados para siempre dentro del cuerpo? Primero debo despertarte Y así decir algo sobre tus senos detrás de tu blusa campesina Pero más tarde pienso que estoy viajando poco Y que mi corazón cuando no existe es solo por la campaña que algunos ríos han iniciado de noche contra mis ojos Así duermo Y te miro Con mis pies mojados en tu sangre caliente Luego de nuevo vuelvo al silencio Y una palabra en este poema se hace una ventana rota por la noche la pared se nubla por dentro ¿cómo podré dormir en estas nubes pobladas de ladrillos? O tal vez ¿cómo podré dormir en esta noche de Eritrea? Antes ubicaré de nuevo tu cabellera trepando por los costados de la cama Atrapando una veleta enemiga intrusa cañonera del cuerpo Primero despertaré Escribiré mis impresiones de una travesía El capítulo de lo inhóspito será como la influencia de tus ojos ¿Su

Demonio de Montmartre

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De "Diario de Paris"

Octubre abres el café como una rosa de vidrio en plena sala, el edificio tumba sus ventanas sobre tus manos-arcos-de-la-infinitud, un pasadizo como los intestinos vaporosos de un caballo se abre tras la curiosidad de un pájaro picando la pupila. allí está la comunicación: la pertinencia: los árboles del jardin de luxembourg empiezan una patraña, una música manchada de hojas escritas sin cesar por un aficionado al sueño impaciente. tres realidades, la mía, la tuya y la del jardín. abres el café sin beberlo, te hundes en el calor oscuro de tus ojos cerrados y petrificados como signo de la levedad del tiempo en la habitación. afuera hay un tiempo de venas colgando en las farolas: la calle se va cerrando en ella misma, como un laberinto circular de una sola vía. los horarios de partir y aquellos de entregar la ciudad en un dibujo se van confundiendo. para la madrugada no importa si estoy en esta ciudad o si viajo instintivamente al carácter de una fruta de vidrio negro. una fruta de vidrio

Autorretrato veneziano

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