El Rapto de Elena

A pocas horas recuerdo que estaba paseando
y saludaba que las casas se juntaran
y formaran un barrio ahora viejo
Y que el cielo de Chimbote tuviera esa raya dorada
a veces roja que brota de algún corazón mineral en la distancia
Desde allí entendí un poco más de esos
movimientos cardiacos que nos dan peces en el mar
Que alumbran chalanas multicolores bajo la noche
Movimientos de sístole que protegen la neblina
Movimientos de diástole que empujan una bolichera cristalina
a la estufa hermética del sueño
A pocas horas de que tu corazón no haya fallado
sino más bien que otro enorme rayo sobre el Milagro te haya buscado
me detengo en la avenida Alfonso Ugarte
veo mis ojos en un escaparate
y me encuentran tan parecido a ti
tan nublado como escondido en un limón de tu cocina
que coloco una vela clara en tu Virgen de la Puerta salvada del incendio
miro mis ojos y me acuerdo de tu historia del saltojo
esa lagartija transparente que trepida en las paredes derrumbadas del desierto
de mi cuarto
de la noche de Tortugas
solamente con agua caliente puedes matarlo
sino te salta al ojo y te da muerte y miedo muerte y miedo
y de a pocos te vuelves su fantasma
Le echaste el agua caliente
su pequeño corazón su pequeño corazón y me salvaste
su pequeño corazón tras la carne transparente
Sabías que tu corazón soportaba el paso de las dunas
El reflejo de los peces en las paredes de la playa en las pisadas de los cuentos
-ay vieja si estos tallarines con pichón te han salido estupendos-
Sabías que todos aprendíamos del corazón de las casas abandonadas
y del corazón de los antediluvianos huesos de pájaro en la arena
Comprender con arqueología la playa
Descubrir el secreto de esos nombres que dabas a tus reinas
aura como en la noche luz como en el fósforo del mar de marzo marina como
la ley principal del habla en sueños violeta como el resplandor de cada música
sabías que aprendíamos de tus rituales aún cuando caíamos dormidos
uno a uno como chispas azules de tus manos sanas y viejas
Cuando yo investigo un poco mis ojos
como ahora que camino por la avenida Venezuela
encuentro el apagón de la ciudad donde tú me defendías
Mi gata murió una noche bajo la cama de mamá
No hubo que llorar porque me dijiste que saltó el abismo del televisor a la cama
y se escondió de vergüenza por no haber sido tan gata como quería
Pintaste un ojo verde de gata dentro de mi sueño
como con mi tío y sus danzantes vehementes
Dos pequeños gatos murieron aquí hace dos días
Otro ojo pintabas esta vez negro como el pozo en que echo el pie a descubrir la noche
Otro que me pintabas para llegar al corazón en su estelar funcionamiento
Al humo de la ciudad de vacaciones
Al chinguirito de la raya que con alex sacamos del crepúsculo
cuando un astro rojo caía y ni tú ni yo ni mi papá lo creíamos
12 kilos de sabroso océano verde
La noche caía detrás de la lámpara los gatos el chisco
el tano nadaba y si regresaba nos contaba
cuántos gritos de ti recibía por ser tan despistado y amanecer en indochina
Mejor no seguía pensando en los movimientos cardiacos del orbe dormido
De la Panamericana roncando la noche del fantasma de arena que
tus manos lunarejas ponían en su sitio
lejos de nuestros pequeños adormilados corazones
Calmos como la bahía
Yo estoy seguro que tu arteria principal
es una bahía anocheciendo
esa que heredaste a mi padre y mis hermanos
Allí un bote se balancea como una pupila eterna
nado hasta allí sin temer a los lobos marinos
nado y empiezo una pesca tranquila
Estoy seguro que siguen pasando solo algunas horas
y no ha sido tu corazón el que ha fallado
siguen pasando las mismas horas como arena
de una duna que camina por San Pedro de LLoc y nos
recuerda cerrar las ventanas
En el bazar encontrarás de todo
nuestros productos chinos también los europeos
La arena pasa la noche se quema en los lamparines que vibran
estos fabulosos artículos del bazar
mi papá sale un ratito a jugar con su trompo al patio
¿tú sigues allí? Abuela tu corazón no ha fallado.

9 de la noche del 12 de agosto del 2006

Commentaires

Anonyme a dit…
Ce commentaire a été supprimé par l'auteur.
Anonyme a dit…
Héctor, el Buen Mozo